En agosto de 2024, una ola de protestas sacudió Indonesia, aparentemente en respuesta a las maquinaciones políticas destinadas a ungir a un sucesor del presidente Joko Widodo, popularmente conocido como Jokowi. Muy poca información ha circulado sobre estas protestas en el mundo. Para hacernos una idea de las cuestiones más profundas que están en juego, nos pusimos en contacto con participantes anarquistas de distintas partes de Indonesia.
Entrevistamos a Frans Ari Prasetyo, investigador independiente y fotógrafo de Bandung, y a M, participante en un colectivo anarquista de Jogjakarta. Las fotografías también son de Frans Ari Prasetyo.
Según las noticias que nos llegan a Estados Unidos, las protestas en curso son al parecer una respuesta a un cambio en la ley electoral y, más en general, a una dinastía política corrupta. ¿Hay algo más?
Frans Ari Prasetyo: Esta reciente revuelta pone de relieve el punto álgido del descontento popular con la presidencia de dos mandatos de Jokowi, especialmente entre los y las indonesias más jóvenes. Aunque esta protesta no conducirá a la destitución del Presidente Jokowi, ya que se retirará en octubre de 2024, demuestra que los movimientos sociales en Indonesia, especialmente en Bandung, se han vuelto más dinámicos y diversos desde el final de la era autoritaria con las reformas de 1998. Estas protestas surgieron en respuesta a los intentos de Jokowi de alterar la ley relativa a las elecciones al ejecutivo regional que establecieron las reformas de 1998.
El Tribunal Constitucional dictó dos sentencias relativas al límite de edad para los cargos ejecutivos regionales. En primer lugar, dictaminó que los candidatos deben tener al menos 30 años en el momento de inscribirse. Esta decisión podría impedir que el hijo menor del Presidente Jokowi, que sólo tiene 29 años, se presente a un cargo ejecutivo regional. La segunda sentencia anuló el quórum del 25% exigido a los partidos políticos para designar candidatos a jefe regional. El Tribunal rebajó el umbral al 6,5-10% de los votos válidos en cada región. Este cambio permite a los partidos pequeños y medianos designar a sus propios candidatos, dando a los votantes más opciones de liderazgo. Anteriormente, sólo los partidos más grandes podían designar candidatos debido al umbral del 25%. Sin embargo, esta decisión también abre la puerta al ex gobernador de Yakarta, popular entre la oposición y con un alto potencial electoral, así como a otros candidatos apoyados por la oposición.
La actuación de Jokowi podría considerarse contraria a los principios democráticos. Esto podría estar motivado por el deseo de mantener el poder y protegerse a sí mismo, conservando una fuerte influencia política incluso después de que finalice su presidencia en octubre de 2024. Aún queda mucho por hacer para avanzar en la inclusión democrática, la rendición de cuentas y la calidad de vida, tanto en Indonesia como en el resto del mundo. Sin embargo, el progreso parece estar ralentizándose en lugar de avanzar. Muchas personas en Indonesia temen un posible colapso del gobierno representativo. Además, se están estudiando otras leyes, en particular las leyes militar y policial, que podrían tener importantes repercusiones.
M: Las protestas en Indonesia están motivadas por una combinación de factores que incluyen cambios en las leyes electorales, corrupción generalizada, quejas económicas e insatisfacción con el liderazgo político y la brutalidad policial. Aunque los cambios en las leyes electorales y la influencia de las dinastías políticas corruptas son fundamentales para los disturbios actuales, forman parte de un contexto más amplio.
Los temas centrales que impulsan las protestas
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Cambios en la ley electoral: Las protestas se han visto impulsadas en gran medida por las recientes enmiendas a las leyes electorales de Indonesia. Muchas personas en Indonesia consideran que estos cambios socavan los principios democráticos y aumentan la influencia de las élites políticas atrincheradas. Algunos consideran que las enmiendas facilitan la manipulación de los resultados electorales, lo que ha suscitado preocupación sobre la imparcialidad y la transparencia del proceso democrático.
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Corrupción política: La corrupción sigue siendo un problema de larga data en la política indonesia. La percepción de corrupción generalizada entre las élites políticas, incluidos los miembros de poderosas dinastías políticas, ha contribuido a la frustración popular. Muchos manifestantes exigen un juicio justo y castigo para los infractores, así como una mayor rendición de cuentas y transparencia por parte de las instituciones pertinentes, como la Comisión para la Erradicación de la Corrupción (KPK).
Factores adicionales
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Agravios históricos: Indonesia tiene una historia de turbulencias políticas, y las recientes protestas están influidas por agravios históricos, incluidos movimientos anteriores contra el régimen autoritario y la corrupción. El legado de la era Suharto y del movimiento Reformasi («Reforma») de 1998 sigue influyendo en el sentimiento y el activismo de la población hasta el día de hoy.
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Descontento económico: Las cuestiones económicas también desempeñan un papel importante. El aumento de la desigualdad, el desempleo y la insatisfacción con las políticas económicas han alimentado el descontento. Muchos indonesios consideran que los beneficios del crecimiento económico no se han distribuido equitativamente, lo que ha exacerbado las tensiones sociales y económicas.
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Medios sociales y activismo: No se puede pasar por alto el papel de los medios sociales en la organización y amplificación de la disidencia. Las plataformas de medios sociales han permitido a los activistas movilizarse y difundir información rápidamente, contribuyendo a la escala e intensidad de las protestas. Esto condujo a una mayor vigilancia popular de su actuación y de los delitos que pudieran cometer. Los movimientos de hashtags también se han expandido, surgiendo el término «sin viral no hay justicia» en respuesta a los problemas actuales.
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Liderazgo actual: El Presidente Jokowi se ha enfrentado a críticas por sus fallos en la gestión de la corrupción y las reformas políticas y por promulgar proyectos de ley impopulares. En los diez años que lleva en el poder, la administración de Jokowi ha sido acusada de no hacer lo suficiente para abordar los problemas sistémicos que contribuyen a la desilusión popular. Durante su presidencia, Jokowi se ha centrado en promover formas de desarrollo perjudiciales para la sociedad y el medio ambiente. Esto ha generado importantes críticas y conflictos a nivel popular, donde las comunidades se ven directamente afectadas por sus políticas.
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Brutalidad policial: Hay indignación por la violencia policial contra los y las manifestantes, las detenciones arbitrarias, los malos tratos a los detenidos, el abuso de poder, la corrupción, el aumento del presupuesto nacional para armamento, el uso de gases lacrimógenos en las manifestaciones, la mala conducta profesional y la implicación de la policía en la «protección» del juego ilegal on-line, la trata de personas, el narcotráfico y la «seguridad» de zonas mineras y de plantaciones de aceite de palma en conflicto con las comunidades locales. Los críticos sostienen que esto refleja problemas sistémicos dentro del cuerpo de policía, como la falta de rendición de cuentas, una supervisión inadecuada y una tendencia a las prácticas autoritarias. Organizaciones de derechos humanos, activistas y otras personas suelen pedir reformas para mejorar las prácticas policiales, garantizar una mayor transparencia y proteger las libertades civiles. Los y las anarquistas piden acabar con la institución y combatirla.
Ofrécenos un breve resumen de los poderosos movimientos sociales anteriores en Indonesia que sentaron un precedente para la actual ola de actividad, y danos una cronología de los acontecimientos significativos que condujeron a los disturbios actuales.
Frans Ari Prasetyo: Antes de esta protesta, hubo otra manifestación contra el nombramiento de un controvertido jefe de policía como presidente de la KPK (Komisi Pemberantasan Korupsi, «Comisión para la Erradicación de la Corrupción»). Muchos temían que este nombramiento mermara la neutralidad de la KPK y obstaculizara su capacidad para combatir eficazmente la corrupción. En 2019, la población llevó a cabo la mayor protesta desde las reformas de 1998, conocida como #reformasidikorupsi. Estas manifestaciones, y la respuesta del Estado a ellas, causaron una caída dramática de la confianza pública en el gobierno de Jokowi.
Las protestas #reformasidikorupsi duraron casi dos semanas y tuvieron lugar en varias ciudades. Trágicamente, la policía mató a varios manifestantes. Muchos esperaban que esta resistencia desembocara en una segunda Reforma, similar a la primera que derrocó al régimen del Nuevo Orden (Suharto). Sin embargo, Jokowi consiguió calmar la situación tendiendo la mano a los partidos de la oposición y ofreciéndoles un papel dentro del bloque gobernante. Cabe destacar que Jokowi también logró fomentar la cooperación entre el ejército y la policía, que colaboraron ampliamente durante las protestas.
El 1 de mayo de 2019, grupos autónomos salieron a la calle. La mayoría de ellos se unieron al bloque negro. Aunque no fue la primera protesta en bloque negro, sí fue la más numerosa hasta la fecha, lo que sorprendió a muchos. Dado el contexto de las manifestaciones en curso, tal vez no deberíamos habernos sorprendido tanto.
En 2022 estallaron grandes protestas tras la aprobación de un polémico Código Penal (KUDP), que muchos compararon con leyes de la época colonial. Antes de la aprobación del Código Penal y las subsiguientes protestas, en octubre de 2020, la Cámara de Representantes (DPR) y el gobierno indonesio aprobaron la neoliberal «ley ómnibus». Esta ley pretendía impulsar el empleo durante la pandemia y acelerar los cambios en las leyes percibidas como un obstáculo para el crecimiento económico, el desarrollo y la inversión.
Ante los límites constitucionales que le impedían optar a un tercer mandato, Jokowi nombró a su cuñado Presidente del Tribunal Constitucional. También consideró la posibilidad de flexibilizar los requisitos de edad para los candidatos a la vicepresidencia, lo que podría permitir al hijo mayor de Jokowi presentarse junto a Prabowo a las elecciones presidenciales de 2024. Prabowo, ex-general del Nuevo Orden con un historial de violaciones de derechos humanos, entre ellas el secuestro de activistas durante las reformas de 1998 y las operaciones militares en Papúa, buscó refugio en Jordania tras las reformas. Regresó a Indonesia durante el gobierno del presidente Abdurahman Wahid (Gusdur) y se dedicó a actividades políticas, que desembocaron en la fundación del partido Gerindra (Gerakan Indonesia Raya) y su nombramiento como presidente.
Prabowo y Gibran, hijo de Jokowi, ganaron las elecciones de 2024, marcando un retroceso hacia el Nuevo Orden.
M: A continuación, les ofreceré una breve cronología.
Una cronología de los acontecimientos
2017: En las elecciones a gobernador de Yakarta se produjeron importantes disturbios y protestas a gran escala contra el actual gobernador Ahok, alimentadas principalmente por acusaciones de blasfemia religiosa con fuertes tendencias racistas (es de etnia china). La derrota de Ahok marcó un aumento de la polarización política y social.
2018-2019: Indonesia experimentó varios escándalos de corrupción de alto perfil que involucraron a funcionarios y ministerios de alto rango; estos exacerbaron la frustración popular con la élite política.
2019: La reelección del presidente Joko Widodo (Jokowi) catalizó las protestas de grupos de la oposición que alegaban fraude electoral y criticaban las políticas de Jokowi. Este periodo también aumentó el escrutinio popular sobre la influencia de las dinastías políticas y el nepotismo de Jokowi.
2020-2021: La pandemia de COVID-19 exacerbó los problemas existentes, incluida la inestabilidad económica. Aumentó el descontento de la población por la gestión de la pandemia y la percepción de corrupción en las tareas de socorro.
2022: Estallan manifestaciones en respuesta a la nueva Ley de Creación de Empleo (la «Ley Ómnibus»), que se percibe como favorable a los intereses capitalistas en detrimento de los derechos de los trabajadores. Estas protestas pusieron de manifiesto la constante preocupación por los derechos laborales y la desigualdad económica. En 2022 también se produjo un caso extraordinario en el que estaba implicado un alto cargo de la Policía Nacional, Ferdy Sambo, que ejercía como jefe de la División Propam. («Kadiv Propam» significa Jefe de la División de Profesión y Seguridad, que tiene autoridad para desempeñar las funciones de la División Propam, relacionadas con el desarrollo de las normas profesionales y la seguridad en el ámbito interno de la organización de la Policía Nacional). Estuvo implicado en el asesinato premeditado del brigadier Joshua Hutabarat. Aunque Sambo fue condenado inicialmente a muerte, el veredicto final fue cadena perpetua. Este incidente atrajo una gran atención nacional e internacional. Era la primera vez que un general de la Policía Nacional era condenado a cadena perpetua en Indonesia.
2023-2024: Los recientes disturbios se han visto alimentados por una combinación de insatisfacción con las leyes electorales, acusaciones de corrupción, alto desempleo y creciente frustración con las arraigadas dinastías políticas. Las protestas reflejan la continuación de la lucha por el cambio político que ha caracterizado la historia reciente de Indonesia.
Todo movimiento implica diferentes facciones y corrientes con diferentes formas de ver el mundo y diferentes objetivos. ¿Puedes describir a los diferentes grupos de ambos lados de este conflicto?
Frans Ari Prasetyo: En la cultura política relativamente débil de Indonesia, con un movimiento obrero en declive y una izquierda fragmentada, no es raro que los individuos se identifiquen como anarquistas o se alineen con los principios anarquistas. De todas formas, esta interpretación flexible e inclusiva del anarquismo parece ser la forma más extendida de pensamiento anarquista. La tendencia del anarquismo de movimiento social es particularmente atractiva para muchos jóvenes en Indonesia, especialmente en Bandung, que tiene una larga historia de anarquismo que se remonta a 2014. En Bandung, el movimiento autónomo publicó un álbum recopilatorio titulado «Mobilisasi Kemuakan» («Movilización del asco»), en el que participaron doce bandas de diversos subgéneros musicales, como el punk, el metal y el hip-hop. Las letras del álbum rechazaban las elecciones, e incluía un folleto especial que criticaba la democracia representativa y la contraponía a las movilizaciones populares en las calles y la «democracia directa».
Por el contrario, un destacado grupo intelectual marxista de Indonesia apoyó a Jokowi movilizando a activistas de izquierdas, grupos de jóvenes y nuevos votantes mediante una llamativa campaña periodística antes de las elecciones presidenciales de 2014. Justificaron este apoyo destacando la oposición de Jokowi a Prabowo, un general militar del Nuevo Orden con un historial de abusos contra los derechos humanos. Irónicamente, Jokowi se convirtió en un defensor clave de la presidencia de Prabowo en 2024, siendo el adjunto de Prabowo el hijo mayor de Jokowi.
El actual movimiento de protesta parece haberse fragmentado en tres grupos principales: estudiantes universitarios; organizaciones sindicales y de masas, incluidos grupos nacionalistas y religiosos; y grupos informales centrados en cuestiones identitarias específicas, como grupos de mujeres, artistas, periodistas, inconformistas de género y minorías religiosas. Algunos de estos grupos son etiquetados por la sociedad, la policía y el Estado como grupos de «negros contra negros» o «anarquistas».
Estos grupos «anarquistas» se expresan por diversos medios, como gritar, cantar, hacer pintadas y llevar banderas, carteles y pancartas mientras encienden bengalas en las calles. Su objetivo es concienciar a la población. Por desgracia, el actual sistema democrático no ofrece medios eficaces para librar una lucha callejera contra el Estado o la policía y el ejército. Esta actividad anarquista ha dejado al público, al proceso democrático e incluso a la policía un tanto intranquilos. Es lamentable que la determinación de la policía de ganar todas las batallas públicas, especialmente contra los y las anarquistas, haya provocado una disminución de la comprensión y el apoyo públicos a los y las anarquistas como parte de la sociedad civil.
Los grupos de estudiantes desempeñan a menudo un papel crucial en el inicio de las protestas y siguen ocupando un lugar destacado en la cobertura de los principales medios de comunicación como agentes del cambio. Se les considera voces intelectuales y críticas con las políticas gubernamentales. Como ciudadanos educados, tienen potencial para influir en las decisiones del gobierno.
La participación de los y las estudiantes en huelgas en toda Indonesia ha alimentado un nuevo movimiento social, que ha dado lugar a una mayor conciencia política. Los y las estudiantes se han convertido en una fuerza poderosa en las protestas, y muchas personas se identifican con el movimiento anarquista, que canaliza la energía y la pasión de la juventud subversiva.
M: El movimiento de resistencia actual se divide generalmente en dos grupos: la élite dentro del gobierno y los partidos políticos, y la comunidad fuera del gobierno. Los que están dentro del gobierno y se posicionan como «oposición» tienen sus propias agendas políticas y de partido; también buscan asegurar sus intereses, que nos importan una mierda. Por otro lado, los recientes movimientos extraparlamentarios incluyen una amplia gama de grupos, entre ellos veteranos de las protestas de 1998, organizaciones y activistas de derechos humanos, grupos de mujeres, ecologistas, periodistas, comunidades indígenas, agricultores, pescadores, trabajadores informales, académicos, organizaciones estudiantiles religiosas, estudiantes de Papúa, profesores universitarios, conductores de transporte, figuras políticas y populares, artistas, cómicos, madres, estudiantes de secundaria, punks y, por supuesto, anarquistas, que con frecuencia son señalados como instigadores de los disturbios y «provocadores».
Estos grupos extraparlamentarios han llegado a un punto de exasperación con las acciones cada vez más imprudentes de la dinastía Jokowi, especialmente a medida que su presidencia se acerca a su fin. La sociedad civil también está expresando su preocupación por el presidente electo y el vicepresidente electo del próximo gobierno, ambos con muy malos antecedentes; su toma de posesión está prevista para octubre de 2024. El presidente electo, Prabowo Subianto, es yerno del ex presidente Suharto; fue general de alto rango bajo el régimen de Suharto y actualmente es ministro de Defensa. Estuvo implicado en el secuestro y desaparición de activistas estudiantiles en 1998, así como en una serie de operaciones militares durante la era Suharto. También es un acaudalado hombre de negocios. Gibran Rakabuming Raka, vicepresidente electo e hijo mayor de Jokowi, se ha enfrentado a importantes críticas debido al nepotismo y a las violaciones de la política de límite de edad presidencial, tal y como abordó el Tribunal Constitucional a principios de este año.
Hemos visto «ACAB» garabateado en escudos y vehículos policiales expropiados durante los disturbios. ¿Qué papel desempeñan los y las antiautoritarias y anarquistas en estas protestas? ¿Hasta qué punto están extendidos los sentimientos antiautoritarios en los movimientos indonesios de hoy?
Frans Ari Prasetyo: Desde el auge del movimiento por la justicia global en la década de 1990, las ideas anarquistas han experimentado un resurgimiento y siguen atrayendo a más adeptas. A pesar de la represión policial y las continuas críticas de los principales medios de comunicación, el movimiento ha ganado aceptación. Bandung, centro histórico de la actividad anarquista en Indonesia durante la década de 1990, sigue albergando un vibrante colectivo anarquista. El movimiento creció significativamente a mediados de la década de 2000 a través de diversos esfuerzos, como huelgas laborales, hinchadas futbolísticas, protestas contra los desahucios, esfuerzos de ayuda mutua y la distribución de libros y folletos. Factores como la desigualdad económica sistémica, el aburguesamiento, los problemas de vivienda y acceso a la tierra, la reestructuración laboral y la represión gubernamental han alimentado la ira generalizada y los enfrentamientos con la policía.
Los y las anarquistas se han dedicado a crear espacios acordes con sus creencias, explorando formas alternativas de resistencia y definiendo los límites de la libertad, la protesta local y los movimientos sociales transnacionales.
El autoritarismo y el militarismo han estado profundamente arraigados en la experiencia de Indonesia desde el Nuevo Orden, y esta militarización se ha expandido bajo Jokowi. La resistencia anarquista al gobierno de Jokowi ha sido fuerte. El poder ejecutivo ha consolidado el poder sobre los presupuestos policiales y militares para controlar los movimientos de protesta. Aunque la policía no hizo campaña abiertamente a favor de Jokowi, su apoyo contribuyó a su éxito electoral en varias regiones, lo que recuerda su papel durante la época del Nuevo Orden.
Tras el Bloque Negro del Primero de Mayo de 2019, que condujo a la detención de más de 700 personas en Bandung, está claro que la policía está cada vez más decidida a ganar todos los enfrentamientos públicos, especialmente los que implican a anarquistas. Como consecuencia, los y las anarquistas corren el riesgo de quedar aisladas de algunas comunidades. En algunas zonas residenciales de Bandung, algún residente exhiben pancartas en las que se puede leer «Anti-Anarcho», «Anarko Dilarang!» («¡Prohibido Anarco!») o «Daerah Ini Bebas Anarko» («Esta zona es libre de anarcos»). En aquella época, nadie quería que se le asociara con el movimiento de resistencia subversiva.
En 2020, durante las protestas de Omnibus, estas pancartas empezaron a desaparecer. Sin embargo, la policía siguió arrasando en las protestas, deteniendo y cometiendo actos de violencia contra civiles simplemente por vestir de negro. Esta persecución de cualquier persona vestida de negro en las protestas, con la intención de aislar al movimiento anarquista, está teniendo el efecto contrario, llevando a muchos jóvenes enfadados hacia el anarquismo.
En 2022, se produjeron feroces manifestaciones y enfrentamientos con la policía tras un incidente mortal en un estadio de fútbol. Como resultado, «ACAB» y otros lemas y pintadas innovadores contra la policía se hicieron cada vez más populares.
M: El movimiento anarquista en Indonesia está creciendo. No sólo estamos introduciendo ideas antiautoritarias a través de debates, publicaciones, traducciones, redes sociales, arte y música, sino también participando activamente en movimientos de base, en particular los que se oponen a los desahucios y a la destrucción del medio ambiente, así como los movimientos contra la policía y el Estado. Defendemos los movimientos descentralizados que emplean la acción directa, construimos redes de ayuda mutua en todo el archipiélago, ocupamos tierras en conflicto con el Estado y las empresas, y abordamos los problemas cotidianos a los que se enfrenta la comunidad en general, incluidos nuestros propios problemas. Conseguimos todo esto mediante una organización basada en principios anarquistas y el fomento de una conciencia crítica en la sociedad.
Intentamos concienciar, exponiendo lo manipuladores y explotadores que son el Estado y las corporaciones hacia la sociedad. Proporcionamos información sobre sus fechorías. A medida que la gente está más informada, también se vuelve más crítica, pierde la fe en los mecanismos o estrategias del Estado, y también en la policía.
No estamos solos en este esfuerzo. Hemos empezado a establecer relaciones con grupos de estudiantes, punks, artistas, músicos, académicos, comunidades queer, desempleados, abogados, trabajadores informales y otros. El movimiento anarquista orgánico ha estado cumpliendo su papel al tiempo que amplifica el crecimiento de los movimientos antiautoritarios en diversas regiones.
Sin embargo, esto no está exento de desafíos. Se han producido algunas fricciones entre los grupos de estudiantes y nosotras, anarquistas. Los y las estudiantes indonesias suelen llevar sus chaquetas del campus durante las manifestaciones y utilizan cuerdas para crear barreras, alegando que es para evitar la infiltración de agentes de policía o provocadores. También suelen actuar como si fueran los líderes de las protestas, una forma de vanguardismo. Irónicamente, sus eslóganes como «El pueblo, unido, no puede ser vencido» y «Cuidado con las provocaciones, que no nos dividan» contradicen la realidad sobre el terreno cuando se separan, afirmando representar al pueblo. Cuando aumentan las tensiones, suelen ser los y las anarquistas quienes dan un paso al frente, desatando el entusiasmo de otros manifestantes y provocando enfrentamientos.
Por ejemplo, en Bandung, cuando la situación se volvió caótica, con gases lacrimógenos y piedras volando, los manifestantes se apresuraron a buscar refugio en un campus, pero los estudiantes de allí nos bloquearon, gritando: «¡No les dejéis entrar! No son parte nuestra!». Un incidente más penoso ocurrió en Sukabumi, donde algunos manifestantes identificados como «black bloc» fueron golpeados por muchos estudiantes.
A menudo, los estudiantes no comprenden que la diversidad de los manifestantes es una realidad que no pueden evitar, lo que demuestra que el movimiento incluye diferentes estratos sociales. Una mayor participación de diferentes grupos que luchan contra el mismo enemigo es importante desde el punto de vista táctico. Los estudiantes también olvidan que el anonimato es crucial para la seguridad de los manifestantes, ya que la policía suele atacar a los grupos del «bloque negro».
¿Cómo varía el movimiento en las distintas partes del país?
M: Indonesia, al ser un vasto país archipiélago, tiene regiones con distintas culturas de resistencia influidas por las costumbres y los problemas locales. Java, como centro de las finanzas, los negocios, la información, la tecnología y el poder, presenta importantes disparidades sociales, económicas y educativas. La resistencia en cada región suele poner de relieve los problemas locales.
Por ejemplo, Kalimantan se enfrenta a graves amenazas ecológicas por la expansión masiva de la minería y el aceite de palma y el desplazamiento de las comunidades indígenas. El polémico proyecto de Ciudad Capital Nacional (IKN), que pretende trasladar la capital de Yakarta a Penajam Paser Utara, en Kalimantan Oriental, devastará 256.142 hectáreas de bosque natural y 68.189 hectáreas de mar. Según la Agencia Nacional de Planificación del Desarrollo (Bappenas), el presupuesto del proyecto IKN asciende a 466,9 billones de IDR, que financiarán el Estado e inversores extranjeros. En el proyecto IKN también participan funcionarios de alto rango con importantes inversiones en el proyecto, como Prabowo Subianto, ministro de Defensa, y Luhut Binsar Panjaitan, ministro coordinador de Asuntos Marítimos e Inversiones de Indonesia, y anteriormente general de alto rango durante la era Suharto.
El nivel de represión policial varía según la región, y las acciones en las regiones orientales suelen recibir una respuesta más dura por parte de las fuerzas del orden.
¿Qué sectores de la sociedad están en la calle? ¿Han participado en estas protestas personas que ya habían sido blanco de la policía anteriormente, como los sindicatos, los punkis, los ultras del fútbol o los independentistas de Papúa Occidental?
M: Los ultras del fútbol están resentidos por la tragedia de Kanjuruhan, un trágico suceso ocurrido el 1 de octubre de 2022 en el estadio Kanjuruhan de Malang (Indonesia). Tras un partido de fútbol entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya se produjeron disturbios. La policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, lo que provocó el caos mientras miles de aficionados corrían hacia las salidas. El aplastamiento y la asfixia resultantes provocaron la muerte de más de 135 personas y muchas más heridas. Esto también puso de relieve cuestiones relacionadas con el control de multitudes y la seguridad en los estadios.
Los padres y madres de las víctimas se unieron a las asociaciones de fútbol para condenar la tragedia y exigir justicia para los afectados. Se celebró un juicio que acabó con la condena de tres policías de bajo rango y dos organizadores de partidos, cada uno de los cuales recibió una pena máxima de sólo dos años y medio. En la sentencia, el juez declaró que el gas lacrimógeno afectó a cientos de personas debido a la dirección del viento hacia las gradas. El incidente del Kanjuruhan está reconocido como el segundo peor desastre futbolístico de la historia, después de la tragedia ocurrida en 1964 en el Estadio Nacional de Lima (Perú), que se cobró la vida de más de 300 personas. A día de hoy, las familias de las personas fallecidas siguen exigiendo responsabilidades, justicia y transparencia.
Mientras tanto, la población de Papúa sigue luchando por la independencia a pesar de que el Estado la califica negativamente de grupo criminal armado. Esta terminología, intensificada durante la presidencia de Jokowi con el apoyo encubierto del ministro de Defensa Prabowo, se utiliza para difamar al movimiento independentista papú. Por desgracia, los medios de comunicación corporativos emplean a menudo esta etiqueta.
Todos los grupos que ha mencionado son víctimas directas de las políticas del gobierno de Jokowi. Naturalmente, aprovechan este momento para unirse y expresar su ira junto a otras comunidades afectadas.
Frans Ari Prasetyo: Indonesia ha experimentado cambios significativos desde las reformas de 1998, como el rápido crecimiento de las instituciones civiles, la expansión de la clase media y el auge de una cultura vibrante y un estilo de vida metropolitano. Sin embargo, estos cambios también han suscitado preocupación por la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública, el auge de los movimientos populistas y los intentos de volver al autoritarismo bajo la apariencia de desarrollo. Durante la era de la Reformasi, de gran carga política, los y las anarquistas protestaron contra la dictadura. Esta respuesta no fue sorprendente, ya que los y las anarquistas indonesias se han alineado históricamente con la clase obrera y la lucha de clases. Sin embargo, el declive de la izquierda política tras las Reformas de 1998 también provocó un declive del anarquismo.
A pesar de ello, el movimiento anarquista sigue activo en las protestas actuales. El anarquismo y el bloque negro se han convertido en identidades culturales significativas para los participantes en las protestas juveniles de Bandung. Los y las jóvenes que participan en subculturas musicales, hinchadas de fútbol, la resistencia anticolonial en Papúa Occidental y otros movimientos suelen relacionarse con el anarquismo, especialmente a través del bloque negro. Las organizaciones sindicales también han participado, especialmente en la oposición a la Ley Omnibus, que afecta directamente a sus intereses. Esta participación es notable dada la influencia del partido gobernante sobre los sindicatos a través de su principal coalición, que mantiene una amplia estructura clientelar dentro de los grupos de la sociedad civil, incluidos los sindicatos.
¿Hasta qué punto este movimiento dialoga con los recientes levantamientos en otras partes del mundo, como los de Sri Lanka, Myanmar, Bangladesh u otros, o está influido por ellos?
M: No tengo capacidad para responder a esta pregunta. Sin embargo, nos inspira bastante el movimiento de Hong Kong y hemos adaptado algunas de sus estrategias.
Frans Ari Prasetyo: Países como Sri Lanka, Myanmar, Bangladesh, Camboya y muchos de África y América Latina se enfrentan a importantes retos en materia de gobernanza. Estos retos suelen incluir un bajo PIB per cápita, altos niveles de conflicto armado y escasa estabilidad política. Estas naciones llevan décadas atrapadas en un ciclo de conflictos internos y mala gobernanza, y parece probable que sigan experimentando volatilidad en todos los niveles de la sociedad. La insurgencia actual en algunos de estos países ejemplifica la agitación que puede surgir como consecuencia de ello.
Cuando las sociedades desarrollan un sólido aparato estatal sin una economía nacional fuerte y productiva, amplios sectores de la población pueden ser más susceptibles a la narrativa autocrática de que la capacidad del Estado es la clave del desarrollo. En la última década, Indonesia ha navegado por un paisaje complejo, oscilando entre la democracia y la autocracia.
Indonesia puede representar un fracaso de la «tesis de la suficiencia democrática», que postula que la democracia es esencial para lograr una mayor calidad de vida a medio y largo plazo. Este parecía ser el caso de la Indonesia reformista posterior a 1998, que salió de 32 años de régimen autoritario y militarista y celebró su transición a la democracia. Sin embargo, sigue teniendo dificultades para ofrecer una calidad de vida acorde con sus normas democráticas y las capacidades del Estado. Aunque Indonesia ha tenido más suerte que Sri Lanka, Myanmar, Bangladesh y otros países de África y América Latina, existe la preocupación de que el gobierno de Jokowi haya virado inadvertidamente hacia el autoritarismo militarista durante la última década.
La democracia al estilo occidental no es inevitable, ya que la historia carece de un objetivo o propósito predeterminado. Por el contrario, la historia está moldeada por la acción humana, las luchas ideológicas y los conflictos políticos, y el futuro siempre está por escribir.
¿Puedes indicarnos algunos recursos para entender la historia de la actividad anarquista en Indonesia, y decirnos formas concretas en las que la gente puede apoyar a los y las anarquistas que se organizan allí?
M: En este momento, necesitamos claramente el apoyo internacional para poner de relieve el legado de la oligarquía y el nepotismo bajo Jokowi, así como la brutalidad policial. Les instamos a condenar a la policía y al ejército indonesios por sus brutales acciones.
Además, tras reflexionar sobre varios incidentes en los que se produjeron enfrentamientos con la policía o con organizaciones de masas nacionalistas de derechas y religiosas conservadoras durante manifestaciones u ocupaciones de tierras, creemos que es necesario poner más empeño en las tácticas durante las manifestaciones. Tenemos previsto equiparnos mejor con material de protección y realizar «cursos de formación» para profundizar en nuestros conocimientos sobre seguridad, así como sobre tácticas de campo para la defensa y el ataque. También necesitamos apoyo para mantener a los paramédicos de calle.
Frans Ari Prasetyo: Los grupos anarquistas están presentes en toda Indonesia. Algunos de estos grupos se identifican explícitamente como anarquistas, mientras que otros no. Independientemente de sus etiquetas, sus acciones se alinean fuertemente con los principios anarquistas. Mientras compartamos lazos ideológicos similares y enfoques estratégicos y prácticos diversos, parece razonable colaborar, aunque no todos se identifiquen como anarquistas ideológicos.
El anarquismo ofrece un marco para comprender las complejidades del activismo juvenil. Proporciona una lente a través de la cual examinar los retos interconectados de las desigualdades económicas sistémicas, la distribución de los recursos, el acceso a los bienes públicos, los sistemas laborales, la represión estatal y las acciones policiales y militares. La ira constante contra la policía y el ejército ha provocado numerosos enfrentamientos y disturbios.
A pesar de sus desafíos, el movimiento anarquista ha desempeñado un papel importante en la remodelación de las luchas anticapitalistas durante un período marcado por la fragmentación y el declive debido al neoliberalismo agresivo y al autoritarismo resurgente.
La colaboración puede ayudar a construir un movimiento y una sociedad más fuertes. La crisis de COVID-19 ha establecido un nuevo patrón de activismo en Bandung. La sociedad civil se ha adaptado formando redes que funcionan de forma rizomática, permitiendo la supervivencia y la resistencia. He observado y experimentado directamente el impacto de este modelo. Desde la primera fase de la pandemia de COVID-19, este enfoque ha demostrado ser eficaz, flexible y dinámico, especialmente en el seno de los movimientos juveniles.
En Bandung, utilizamos el término lintas tongkrongan (colgante transversal) para describir la colaboración sin jerarquías. Muchos jóvenes, como en todas partes, pasan mucho tiempo juntos, o nongkrong (pasar el rato). Esto puede ser una valiosa fuente de energía y pasión para el activismo civil, incluidas las actividades anarquistas.
¿Qué significaría ganar?
M: No buscamos la «victoria». Lo que realmente queremos es que más gente se dé cuenta de los males del Estado, el capitalismo y sus instrumentos. Queremos seguir organizándonos de forma autónoma, luchar contra la injusticia con la acción directa y echar raíces como plantas silvestres que no se pueden detener, ni siquiera con hormigón.
Frans Ari Prasetyo: Puede que estemos enfocando la cuestión desde un ángulo equivocado si consideramos la victoria como el objetivo último de una lucha. Estamos inmersos en un conflicto que puede no tener una resolución clara. Si logramos la victoria, merecerá la pena plantearse qué ocurrirá después. Existe el riesgo de una «falsa victoria», en la que acabamos convirtiéndonos en algo nuevo que refleja aquello contra lo que luchamos o derrotamos.
Si consideramos esta victoria como un activismo caritativo, podría dar lugar a un cambio de posición más que a un auténtico cambio. No todas las personas que pierdan desaparecerán; algunas pueden adaptar sus métodos para parecer progresistas, convirtiendo potencialmente la caridad en otra manifestación de la estructura de clases y perpetuando inadvertidamente el statu quo.
En Indonesia, la victoria de la Reformasi en 1998, que puso fin a 32 años de régimen militarista-autoritario del Nuevo Orden, condujo al establecimiento de un gobierno democrático. ¿Podría el Estado haber hecho más para garantizar mejoras constantes en la calidad de vida, incluso con una fuerte responsabilidad democrática? ¿O se trataba simplemente de frustrar la ley electoral?
Nos enfrentamos a un gobierno, unos oligarcas y unas élites empresariales y partidistas depredadoras que se han apropiado de todo lo que pertenece al pueblo. Por lo tanto, debemos luchar todo lo que podamos. El orden social actual, posterior a las reformas, se ha construido sobre la victoria sobre el Nuevo Orden. La transición al gobierno civil ha sido gestionada por individuos -y caracterizada por políticas- que formaban parte de la dictadura.
En la última década, bajo la presidencia de Jokowi (2014-2024), Indonesia ha vuelto a un Estado autoritario y militarista conocido como Neo-Orba. Al principio, Jokowi fue presentado como un presidente populista que defendía a la gente corriente; muchos antiguos activistas reformistas que derrocaron el Nuevo Orden de Suharto apoyan ahora el régimen Neo-Orba de Jokowi. Cuando finalice el mandato de Jokowi en 2024, muchos de estas activistas cambiarán su apoyo a un general militar del Nuevo Orden que en su día los secuestró y que fue derrotado dos veces por Jokowi en las elecciones presidenciales. Este general se convertirá en el próximo presidente de Indonesia, con el hijo de Jokowi como vicepresidente. Esta continuidad de poder y riqueza burla la búsqueda de una mayor igualdad, perpetuando un ciclo de desigualdad y exclusión.
¿Por qué una gran victoria debe ir seguida de manifestaciones aún mayores, sólo para que esas victorias justifiquen nuevas y más extremas formas de desigualdad? Esto refleja un trauma de las manifestaciones de 1998, cuyos resultados siguen produciéndose hoy en día. Esto refleja un trauma de las manifestaciones de 1998, cuyos resultados siguen produciéndose hoy en día. Las protestas son importantes y la victoria es una ventaja, pero es crucial crear conciencia política en la vida cotidiana en medio de la hegemonía combinada del Estado, el capitalismo y el neoliberalismo. Debemos crear alternativas de base, aunque empiecen siendo pequeñas, y extenderlas por muchos ámbitos para dotar a las personas de la libertad y la justicia que necesitan a diario. Construir la política implica algo más que participar en protestas espontáneas; significa abordar problemas cotidianos reales y desarrollar órganos políticos para el movimiento, más allá del mero empoderamiento de los receptores de la ayuda.
La desobediencia civil puede ser una poderosa herramienta para lograr la igualdad y señalar la victoria. La clase trabajadora, la juventud y otros grupos civiles tienen derecho a la autodeterminación. No buscamos la mera redistribución de la pobreza ni la vuelta a las viejas leyes coloniales, capitalistas o neoliberales. Por el contrario, utilizamos la desobediencia civil para construir poder civil y político a través de la educación, la defensa, la acción directa y la solidaridad. Los actos de desobediencia demuestran que la resistencia y las alternativas son posibles, incluso cuando nos enfrentamos a leyes represivas, a un capitalismo asfixiante y a un neoliberalismo desenfrenado.
¿Quién puede apagar el fuego una vez que ha comenzado? Este régimen ha estado jugando con fuego desde el principio. Pueden culpar a los y las manifestantes todo lo que quieran, pero no pueden culpar al fuego. Quiero que sigamos enfadadas y que el Estado entre en pánico una vez más. Nos vemos en la próxima protesta, y en la siguiente, y en la siguiente. ¡Viva la resistencia, viva la solidaridad!
Protesta en Bandung el 22 de agosto de 2024.
Apéndice: manifestaciones en Indonesia
Por cortesía de M, aquí sigue un breve resumen de las manifestaciones que tuvieron lugar en varias islas importantes de Indonesia del 22 al 27 de agosto.
Jawa
Yakarta: El 22 de agosto, miles de manifestantes se reunieron frente al Parlamento indonesio (DPR RI), lo que provocó el despliegue de 3200 efectivos de seguridad. Manifestaciones similares tuvieron lugar frente al Tribunal Constitucional. Coincidiendo con esto, la 828ª. Acción Kamisan1 frente al Palacio Presidencial también atrajo a grandes multitudes. Los y las manifestantes portaban una réplica de una guillotina como símbolo de resistencia contra la monarquía.
Por la tarde, a las 14:20 hora indonesia occidental, los y las manifestantes derribaron la puerta derecha del edificio del DPR RI. Habiburokhman, miembro del DPR, recibió el impacto de una botella lanzada por los manifestantes. La protesta continuó por la tarde, y la policía golpeó, utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud. Periodistas fueron agredidos por intentar cubrir las agresiones policiales y se vieron obligados a borrar sus imágenes.
Bandung: a las 17:30, los y las manifestantes derribaron la valla que rodea el edificio de la Cámara de Representantes Regionales de Java Occidental (DPRD), lo que provocó enfrentamientos. Agentes de los servicios de inteligencia agredieron a un periodista, mientras que un estudiante perdió un ojo debido a una piedra lanzada por la policía.
Tasikmalaya: la protesta consistió en la quema de varias instalaciones del edificio del DPRD de Tasikmalaya.
Cirebon: un estudiante y un agente de policía resultaron heridos durante la manifestación frente al edificio del Parlamento Regional de Cirebon.
Yogyakarta: miles de personas se reunieron en el aparcamiento de Abu Bakar Ali y marcharon hasta el Punto Kilométrico Cero, terminando la protesta frente al edificio del Parlamento de la Región Especial de Yogyakarta.
Semarang: La protesta frente al edificio del Parlamento de Java Central se volvió violenta cuando los manifestantes forzaron la entrada, provocando el derrumbe de la valla. La policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, lo que causó 26 heridos, 18 de los cuales necesitaron asistencia hospitalaria. Las protestas continuaron hasta el 26 de agosto de 2024, con la ruptura de la valla que rodea el ayuntamiento de Semaren.
Surabaya, las manifestaciones tuvieron lugar frente a Tugu Pahlawan.
Solo: Las protestas se produjeron frente al Ayuntamiento.
Palembang: miles de personas protestaron en la zona de Bundaran Tugu Palembang.
Sumatra
Padang: se produjeron protestas frente al edificio del Parlamento de Sumatra Occidental.
Bukittinggi: el 23 de agosto de 2024, cientos de personas protestaron frente al edificio del Parlamento de Bukittinggi bajo una fuerte lluvia.
Lampung: en la protesta de la noche del 21 de agosto participaron personas disfrazadas del robo del día del dinero.
Sumatra del Sur: manifestantes de Simpang Lima llevaban máscaras de políticos como Joko Widodo, Bahlil Lahadalia, Yusril Ihza Mahendra, Prabowo Subianto y Bobby Nasution. En su manifestación, exhibieron un ataúd.
Jambi: miles de estudiantes marcharon desde Simpang Bank Indonesia hasta el edificio del Parlamento en Telanai. La protesta se tornó violenta con palizas de la policía, con el resultado de tres personas inconscientes y cuatro heridas.
Aceh: Las protestas frente a la RPD de Lhokseumawe desembocaron en enfrentamientos entre miles de estudiantes y las fuerzas de seguridad. Se produjo una protesta similar en la Cámara de Representantes de Aceh.
Bengkulu: En respuesta a las protestas, el personal de seguridad del DPRD agredió a los estudiantes en un intento de dispersar a la multitud.
Sulawesi
Makassar: Miles de personas protestaron contra la aprobación del proyecto de ley de elecciones regionales (RUU Pilkada), y algunos quemaron neumáticos. La protesta se dispersó cuando estaba previsto que pasara por allí la primera dama, Iriana Joko Widodo.
Kendari: Miles de estudiantes y periodistas protestaron frente al edificio del DPRD de Sulawesi Sudoriental.
Palu: Las protestas se produjeron el 23 de agosto de 2024 frente al edificio del DPRD de Sulawesi Central.
Nusa Tenggara
Kupang: Se produjo una sentada de protesta frente a la oficina de la NTT KPU (Nusa Tenggara Timur Komisi Pemilihan Umum, la Comisión Electoral General de la provincia de Nusa Tenggara Oriental, cuya capital es la ciudad de Kupang).
Mataram: La protesta frente al edificio de la DPRD de Nusa Tenggara Occidental se volvió violenta después de que la policía intentara dispersar a la multitud con gases lacrimógenos y cañones de agua.
Denpasar (Bali): El 23 de agosto de 2024, estudiantes de varias universidades, organizaciones estudiantiles públicas, ONG, LBH Bali (Lembaga Bantuan Hukum, Instituto Comunitario de Asistencia Jurídica, una organización de primera línea que proporciona asistencia jurídica gratuita a quienes la necesitan) y otras personas participaron en una protesta.
Maluku y Papúa
Ambon: La protesta terminó en violencia con ventanas rotas en el edificio del DPRD después de que la petición de la Aliansi Mahasiswa Pattimura (la Alianza de Estudiantes de la Universidad de Pattimura en la ciudad de Ambon, en la provincia de Maluku) de reunirse con miembros del partido de la coalición fuera denegada debido a su ausencia.
Manokwari: Se celebraron protestas frente al edificio del DPRD de Papúa Barat.
Sorong: Se celebró una protesta silenciosa en el parque Taman Sorong.
Kalimantan
Banjarmasin: Miles de estudiantes de varios campus ocuparon el edificio del DPRD de Kalimantan del Sur.
Samarinda: Miles de personas protestaron frente al edificio del DPRD de Kalimantan Oriental, exigiendo la anulación del proyecto de ley de elecciones regionales y la rápida aprobación del proyecto de ley de confiscación de bienes.
Balikpapan: La protesta ante el edificio del DPRD de Balikpapan se tornó violenta con enfrentamientos entre estudiantes y la policía.
Pontianak: Estudiantes participaron en una acción democrática de emergencia en el DPRD de Kalimantan Occidental.
Palangkaraya: Cientos de estudiantes protestaron, pero la acción terminó en caos después de que no se atendieran las demandas de reunirse con el Presidente del DPRD de Kalimantan Central. La multitud rechazó las condiciones de que sólo los representantes pudieran entrar en el edificio del DPR para expresar sus demandas.
La gente siguió manifestándose en muchas ciudades después del 22 de agosto de 2024.
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La Aksi Kamisan («Protesta Kamisan») es una protesta semanal en Yakarta iniciada por las familias de las víctimas de la tragedia de Semanggi, en la que murieron activistas tiroteados en el cruce de Semanggi de Yakarta a finales de 1998. Todos los jueves por la tarde desde 2007, las familias y sus simpatizantes se manifiestan frente al Palacio Presidencial de Indonesia llevando paraguas negros, vistiendo ropa negra y portando pancartas y fotografías de las víctimas. Esta protesta se extendió a muchas ciudades de Indonesia; en Bandung tiene lugar desde 2013. La tragedia de Semanggi tuvo lugar bajo la autoridad de Prabowo Subianto, antiguo general del Nuevo Orden; ahora Prabowo y Gibran, hijo de Jokowi, han ganado las elecciones de 2024. Los manifestantes de Aksi Kamisan llaman la atención sobre las violaciones de derechos humanos no resueltas de diversos periodos, como la purga anticomunista de 1965-66 y los disturbios de 1998, en relación con los cuales Prabowo fue enjuiciado en una ocasión pero no fue declarado culpable. En realidad, Aksi Kamisan se inspiró en el movimiento de las madres de los desaparecidos en Argentina entre 1976 y 1983, que protestaron desplegando telas con los nombres de sus familiares desaparecidos en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, el palacio presidencial, en Buenos Aires, Argentina. ↩